detrás de una lente

¿o acaso hay un lugar mejor?

Una pequeña anécdota

Hoy fui con mi novia a sacar algunas fotos en el Parque Lezama. Si bien hace poco tiempo que tengo mi flamante y súper-avanzada Nikon D7000, decidí ir con algo un poco menos tecnológico: mi Kodak Retina IIIc cargada con Ilford HP5+. Es realmente muy interesante cómo la fotografía analógica te obliga a pensar más antes de disparar cada fotograma, y te distrae mucho menos después del disparo, ya que no puedes perder tiempo viendo las imágenes en el momento. Además, el hecho de haber llevado esta cámara me alegró un poco el día. ¿Por qué? Porque la fotografía te conecta con las personas.

En un momento me detuve a observar a mi alrededor, y fue ahí que un señor canoso usando anteojos me empezó a hablar: "¿Qué es? ¿Una Zeiss Ikon?". "No, una Retina", le contesté, mientras me acercaba para mostrarle la cámara. Me preguntó si la podía ver y le dije que sí, mientras se la entregaba en las manos. Estuvo unos segundos observándola y después acotó: "Es una belleza esto, no sabés lo que es. Mirá, mirá, me emociona." Efectivamente, el hombre me mostró su brazo derecho y tenía la piel de pollo. Luego me contó que es el presidente del fotoclub de Flores y comenzamos una breve conversación sobre Leicas, Nikons, digitales, analógicas, películas, laboratorios y tiendas de cámaras. Finalmente, el simpático hombre se despidió diciéndome: "Chau, chiquilín... ¡Que saques buenas fotos!".

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