Esto se debe a que en la naturaleza el sol siempre viene desde una dirección determinada, por lo cual nuestro cerebro ya está "entrenado" para percibir las imágenes de esa forma. Es más, me atrevería a decir que en muchos casos mediante la iluminación de una foto se pretende, de una u otra manera, simular el comportamiento de la luz natural.
Además, creo que vale la pena resaltar que el sol sólo está visible cuando se halla por sobre el horizonte. ¡Qué genialidad la mía! ¡Seguro que no lo sabían! En realidad, lo que pretendo decir (ahora tengo que tratar de justificar mi idiotez), es que la dirección dominante de la luz natural se encuentra siempre por encima del sujeto (o a lo sumo, a la misma altura). Esto contribuye, en cierta forma, a explicar por qué las fotos iluminadas desde abajo o las que tienen varias direcciones dominantes que compiten entre sí lucen tan poco naturales (por no decir, a mi criterio, horribles).
De esta manera, decidir cuál será la dirección de la luz a la hora de tomar una fotografía (un retrato, por ejemplo) será un factor importante y el ojo del observador, en parte, se verá seducido o no por el tipo de iluminación que haya escogido el autor de la foto. Es así como las luces frontales suelen generar menor contraste en la imagen que las laterales y las luces que vienen desde arriba producen sensaciones muy distintas a las que vienen desde abajo. Iluminar un rostro de un costado y del otro no, dará una sensación de dramatismo, de misterio, mientras que una iluminación más pareja proporcionará una imagen más relajada.
Pero... ¿Qué mejor que ver todo esto en ejemplos? ¡Qué suerte que pude contratar a un modelo profesional para que posara! Bueno, bueno, lo admito... Soy yo, con muchas ojeras, cara de cansado y pantuflas (por suerte estas últimas no se ven). Pero casi los engaño, ¿no?
En esta primera imagen tenemos una iluminación totalmente lateral, proporcionada por un flash rebotado en un paraguas blanco, que forma un ángulo de 90º con la línea sujeto-cámara. La imagen tiene muchísimo contraste y los detalles e imperfecciones de la piel saltan a la vista. Interesante como recurso expresivo, pero para nada halagador.
Pasamos a la segunda fotografía, con una iluminación de contraste mucho menor, pero que aún modela las formas del rostro. Aquí el flash forma un ángulo de 45º con la línea sujeto-cámara.
Seguimos moviendo el flash hasta ubicarlo en la línea sujeto-cámara, es decir, una iluminación absolutamente frontal. Esta imagen muestra mucho menos detalle y relieve que las anteriores, y posee un contraste mínimo. Es, de algún modo, semejante a las imágenes que se obtienen al usar directamente el flash de la cámara. Pero un poco menos horrible, claro.
¡Ah! ¡La vieja y querida iluminación de terror! Al colocar el flash por debajo obtenemos una imagen innatural, confiriéndole al sujeto un aspecto, en cierta forma, amenazante. Pero no se preocupen, soy más bueno que Lassie.
Aquí tenemos el caso contrario al anterior, una iluminación que proviene desde arriba. Este tipo de luz suele ser muy halagador para el sujeto. Cuando se halla directamente por encima de él (a sus doce, digamos) se obtiene lo que se conoce como "iluminación mariposa" o "iluminación Paramount". En mi caso no resultó muy bien por mis tremendas ojeras y por no usar una luz de relleno en la parte inferior... Ah, y porque soy feo, además.
Aquí llevé el caso anterior al extremo, ubicando el flash casi por encima de mi cabeza. Desde ya, el resultado no es demasiado agradable: los ojos quedaron absolutamente opacos y rodeados de una aureola oscura.
Con esto acaba esta primera parte de "las propiedades de la luz". Como pudieron ver la dirección desde la cual proviene la luz principal es un factor absolutamente decisivo en la respuesta emocional del espectador, en la apariencia del sujeto y en lo que se busca expresar con la fotografía.
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