
Este maravilloso retrato capturó mi ojo de inmediato. La pose del sujeto, con la mirada que se escapa del cuadro, es realmente fascinante. Además la iluminación (al mejor estilo Rembrandt) colabora mucho, creando una atmósfera dramática que se ve aumentada por la conversión a blanco y negro. Además, hablando con el autor, me comentó que no se trató de una foto proyectada, sino que fue todo una improvisación usando luz natural y los recursos que había a mano... En mi opinión, esto hace que la foto sea aún más valiosa.
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